Día 19. Regreso al pasado

En un ataque de Marie Kondo vacío el mueble de la entrada. Tiro un marco roto, un espejo que no iba a volver a usar y un par de cajas vacías. También encuentro algunos objetos que deberían estar en el trastero y que, probablemente, por vagancia primero y por olvido después, habían quedado arrinconados. Qué bien, pienso. Podemos bajar al trastero.

Lo organizo como si fuésemos a pasar el día en el campo. Animo a J2 a que se ponga la chaqueta que quiera y a que coja el carro con la muñeca. Al abrir la puerta de casa sale disparada y se mete en el ascensor como si fuéramos quién sabe dónde. Vamos al trastero, le recuerdo, pero a ella sigue pareciéndole un plan estupendo.

Cuando la puerta del ascensor se abre en el sótano nos encontramos, frente a frente, con un hombre limpiando. Grande y de apariencia tranquila, armado con su cubo de fregar y la fregona. Buenos días, dice, y a mí ese buenos días me suena antiguo, muy a 10 de marzo. Le miro: ni guantes, ni mascarilla, ni nada. También nosotras vamos a pecho descubierto así que, superada la sorpresa inicial, le sonrío y le devuelvo el saludo. Cuando llegamos a la puerta del trastero, J2 se gira y lo señala: ¡Un hombre! Grita con todas sus fuerzas. Lleva sin ver a ningún desconocido muchos días —19 concretamente. He tenido que mirar el título del post para asegurarme. — La miro. Tiene una expresión entre extrañada y triste. ¿Qué pensará? ¿Habrá sido mala idea bajar? Me pregunto, mientras volvemos a casa tres minutos después.

Todavía no se ha quitado la chaqueta cuando se intenta comer la plastilina. Vuelve a ser la misma de siempre.

#cuarentena #covid-19

Autor: Isabel

Soy Isabel. A veces escribo. Hoy es una de esas veces.

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