Las compras no son para mí

Unos días antes de venir, en plena vorágine de preparar la maleta, me di cuenta de que necesitaba unas zapatillas decentes que no me destrozasen los pies al andar, así que decidí comprarme unas. Mi hermana fue la primera persona, pero no la última, que me quitó esa idea de la cabeza. ¿Por qué iba a comprarlas en España, yéndome como me iba a la meca de la ropa? Cómprate marcas americanas, fue el consejo general. Allí son más baratas y tienes mucho donde elegir. Y a mí, que no tengo ni idea de compras, me pareció una buena idea.

Por supuesto, no lo fue. En primer lugar, porque para alguien que se compra todo de marca Decathlon, la ropa Nike o Under Armour es cara. Aquí y en la Conchinchina. En segundo lugar, porque cuando no tienes ni idea de lo que cuestan las cosas, no sabes si estás ante un chollo o un timo. Por último, debería haber supuesto que si me agobia comprar en mi ciudad, comprar en NYC no era lo más recomendable.

Prometo que le puse ganas. Los primeros días estuve mirando las tiendas del Upper East Side. Todo me parecía carísimo y para colmo me agobiaban sus vendedores solícitos, que se empeñaban en explicarme cosas en un inglés ininteligible, aún cuando les había dicho que sólo estaba mirando. Al darme cuenta de que mi – escasa -paciencia empezaba a desaparecer, y mi dolor de pies aumentaba, opté por una medida desesperada.

¿A dónde vas en España cuando necesitas comprar cualquier cosa y el precio ha empezado a pasar a un segundo plano?

Efectivamente. Al Corte Inglés.

¿Y en Nueva York? ¿Cuál es el equivalente al Corte Inglés?

Bloomingdale´s
Bloomingdale´s

Al menos en mi cabeza, Bloomingdale´s es lo más parecido a un Corte Inglés que puedes encontrar en Nueva York. Porque son unos grandes almacenes donde puedes comprar de todo. Y eso para mí, ya es suficiente similitud.

Así que, en un arranque de desesperación, me encaminé a Bloomingdale´s a comprar mis deportivas. Ahora lo se, hubiera sido más apropiado para encontrar un bolso de Prada o un traje de chaqueta de Gucci. Diré en mi defensa que el look de las neoyorquinas se compone de zapatillas Nike de colorines y cómodas New Balance como si acabasen de salir del gimnasio, con la diferencia de que acompañan el conjunto de una Coca Cola gigante en una mano y un maxi bolso en la otra. Pero ése es otro tema.

Nada más entrar, me di cuenta de mi error. Cuando ya iba a darme la vuelta para huir de los suelos de mármol y los dependientes trajeados, el cartel luminoso de las escaleras mecánicas pareció darme la razón. «Sportwear, 3rd floor». Ropa deportiva, eso es lo que buscaba. Me dirigí optimista y feliz hacia el tercer piso.

Bloomingdale´s
Bloomingdale´s
Bloomingdale´s
Bloomingdale´s

¿Sportwear? ¿Pero qué ropa se pone esta gente para ir al gimnasio? Atónita fui recorriendo la planta en busca de las escaleras de bajada. Me movía con sigilo intentando evitar que me abordasen las dependientas, más o menos así.

Bajando, y todavía pensando qué había podido fallar, me topé con la planta de calzado. Rodeado de zapatos de tacón imposibles, sandalias cubiertas de joyas y de señoras muy elegantes probándose ambas, había un pequeño rincón para las zapatillas. Allí sentada, esperando a que alguien me atendiese, me alegró descubrir que el lugar más transitado de toda la planta no era el de los zapatos de salón, ni el de los Manolos, ni siquiera el de las botas de agua, sino la zona de pares sueltos. Esos estantes que son igual de cutres en todo el mundo mundial.

Bloomingdale´s
Bloomingdale´s

Al final, no había calzado de mi número y salí de allí sin nada. Volviendo hacia casa por Lexington arrastrando los pies – y no en sentido figurado – entré a la desesperada en una pequeña zapatería regentada por latinos. Allí, a ritmo de música caribeña y haciéndome entender en espanglish, pude comprarme las ansiadas zapatillas.

Necesito unos tejanos, pero esta vez lo tengo claro: me voy a H&M.

Autor: Isabel

Soy Isabel. A veces escribo. Hoy es una de esas veces.

2 opiniones en “Las compras no son para mí”

  1. Veo que N.Y no esta canviando tu entusiasmo por las compras.Cuando vuelvas a Zaragoza te va a parecer hasta agradable el salirde tiendas

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